Transparencia en la gestión del dinero publico, que es el dinero de todos; eliminación de las horas extras de los funcionarios municipales; el estudio de las necesidades reales de ampliación de lomismos y el aumento de la productividad de los existentes mejorarán la gestión.
Reducción del número de concejales liberados a la mínima expresión: el deber de un político es servir a su pueblo, no servirse de él.
Eliminación del caciquismo endémico en nuestro municipio, contrataciones públicas mediante concurso y con una clara vocación de austeridad, sin trampa ni cartón, abandonando el recurso de fraccionar las obras en partes para adjudicar las mismas a amigos, sin el obligado conocimiento público.
Austeridad en el gasto: ajustes presupuestarios claros encaminados a la reducción de la deuda municipal; abandono, si es necesario, de las competencias asumidas de forma voluntaria por la administración municipal en beneficio de su autentico gestor (Gobierno del Principado). Sólo la asistencia social puede quedar libre de estos recortes.
Equilibrio presupuestario: el fin ultimo de estos recortes no es otro que el de la paulatina reducción del endeudamiento publico, hasta llegar a unos presupuestos de gastos e ingresos ajustados, permitiendo de esta manera una progresiva bajada de tasas e impuestos municipales.